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sábado, 21 de enero de 2012

Carta a mi muerte

21 de Abril de 1942

Querida mía:
A mi vejez me aproximo,
bien lo sabes.
Temo por el destino
es uno de mis pesares.

Con los versos que me han hecho comenzar
no quiero, ni mucho menos aparentar
más cultura de la que mis difuntos padres me pudieron dotar.

No soy nadie extraordinario.
Soy, solamente, un periodista de diario local,
con tendencia a ser retórico
y a los políticos criticar.

Soy más bien testarudo,
un tanto cascarrabias,
amigo de ladrones concienzudos.
No pido nada,
solo felicidad.

Tan sólo un futuro para ella;
aún es joven y va a la escuela.
Y es aún mayor que su padre
su talento con las letras.
Luz María su nombre,
el nombre de mi estrella.
Mujer más hermosa
que se asemeja a la grácil mariposa.

Y otro futuro para otra mujer,
mi fiel compañera.
Laura tiene por nombre,
es extraordinariamente bella.

Querida amiga,
amiga muerte,
quítame la vida.
Pero nada le quites
a esas dos mujeres.

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